El lado oscuro de la carne

INÉS ARRIBAS, Madrid

¿Alguna vez le han preguntado si quería comer carne? Probablemente no, y es que los hábitos alimentarios se ven mayormente determinados por nuestra sociedad y sus tradiciones. Sin embargo, eso no significa que nuestra dieta no pueda cambiar, y menos cuando este cambio supondría una mejora de la salud y una mejor preservación del medio ambiente

Consumir carne es contaminante

¿Se considera usted ecologista? ¿Le preocupa el cambio climático? Probablemente la respuesta sea sí. Y seguramente no acabe aquí, sino que fácilmente podrá decir que intenta ducharse en vez de bañarse y que usa el transporte público siempre que puede. Eso es lo que siempre ha entrado en nuestra definición de ser ambientalista o ecologista, ¿pero es realmente cierto? Actualmente existen numerosas organizaciones que buscan la preservación del medioambiente, del mundo en el que vivimos. Sin embargo, ninguna organización habla de la causa del 91% de la deforestación del Amazonas, nuestro “pulmón”, o de quién es el principal generador de los gases que provocan el famoso efecto invernadero. ¿Quién debería ser nuestro archienemigo? ¿El que usa coche en vez de autobús o alguien que se esconde tras grandes intereses? Según numerosos estudios realizados, la respuesta se encuentra en la industria cárnica.

Las investigaciones realizadas por el documental Cowspiracy exponen que la industria animal es responsable del 51% de los gases de efecto invernadero, mientras que los combustibles fósiles solo son responsables del 13%. Así pues, ¿por qué nunca nos han dicho que hacer hamburguesas es contaminante? Y no solo eso, sino que el estudio también demuestra que producir una hamburguesa de cuarto de libra supone más de 2.000 litros de agua, lo que representa el consumo de agua de una persona en duchas durante dos meses. La industria ganadera es la principal consumidora de agua en este momento: el 55% del uso del agua va destinado a la industria animal mientras que sólo un cinco por ciento del agua se destina a uso doméstico. La huella hídrica de la industria cárnica es alarmante.

tarta de los principales responsables del efecto invernadero
Fuente: elaboración propia

Actualmente, cada segundo desaparece 4.047 metros cuadrados en las selvas tropicales del mundo, lo que equivale un campo de fútbol. Esta creciente deforestación se debe a la imparable necesidad de cultivar alimentos para el ganado. Una vaca necesita de media entre 65 y 70 kg de alimento y entre 110 y 150 litros de agua al día. Si la producción de estos campos fuese destinada directamente a la población humana, podríamos alimentar entre 10 y 12 billones de personas, cuando actualmente la población del planeta es de siete billones. El mito de que no hay suficiente comida en el mundo es falso.

Menos carne, más salud

Hace dos años amanecimos con una noticia proveniente de un estudio de la Organización Mundial de la Salud donde se exponía que la carne roja y la procesada eran cancerígenas, y que se encontraba en el mismo grupo que el tabaco. Según el estudio de la OMS, actualmente, 34.000 muertes por cáncer al año son atribuidas a dietas ricas en carne procesada, como el jamón, las salchichas de frankfurt, o los embutidos.

Resulta curioso ver cómo en los anuncios de televisión te anuncian desde la nueva hamburguesa del Mc Donald’s hasta pastillas para curar el colesterol, pasando por anuncios de complemento vitamínicos o para perder peso. ¿Qué hay detrás de todos estos anuncios?

Actualmente en España la industria cárnica genera 20.000 millones de euros al año. No interesa que se deje de comer carne, incluso si eso significa un mayor riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer. Al fin y al cabo, la industria de la carne tiene como objetivo el beneficio económico por encima de la salud de los consumidores.

El colesterol es hoy en día una de las principales preocupaciones en lo que a la salud se refiere. Lo que muchos no saben es que es un componente esencial en nuestro organismo y que por lo tanto lo producimos nosotros mismos. El problema está cuando lo ingerimos de manera exógena y en gran cantidad, ya que el exceso obstruye nuestras arterias. Lo curioso es que únicamente podemos encontrar colesterol en los alimentos de origen animal, por lo que si tiene usted colesterol no hay solución más fácil que reducir, si no eliminar, el consumo de carne.

Siempre hemos pensado que comer carne es saludable y que es nuestra principal fuente de proteína. Tal vez sea cierto, pero ¿alguna vez has oído hablar de la caseína? Es una proteína animal que resulta ser cancerígena. La conclusión es fácil: a más consumo de carne, más posibilidades que tus células que pueden ser cancerígenas potencialmente se promuevan. De hecho, la plataforma Earthsave, expone que solo un cinco o diez por ciento de las posibilidades de contraer cáncer se debe a nuestros genes. Todo es cuestión de la proliferación de las células, y esta se debe principalmente a la nutrición. Tal y como el Dr. Caldwell Esselstyn expone en el documental Forks over knives, una dieta rica en vegetales no solo podría curar, sino revertir tu estado de salud.

tarta sobre las posibilidades de contraer cáncer
Fuente: elaboración propia

Según una noticia de El diario, el 60% de los patógenos que enferman a los humanos son de origen animal. Eso significa que la carne que comemos probablemente provenga de un animal que estuviera enfermo. La industria cárnica, para que el ganado crezca lo más rápido posible al menor coste, medica el ganado con una gran cantidad de antibióticos. El Centro Europeo de Control de enfermedades (ECDC) realizó un estudió donde expuso que las enfermedades gastrointestinales habían aumentado un 62% en un año. Y no solo eso, sino que las bacterias que provocaban tales enfermedades se encontraban en el intestino de los animales de corral y de ganado. Por ejemplo, el estudio de ECDC demuestra que un cuatro por cierto de los pollos en España tiene salmonelosis.

Son muchos los nutricionistas que han dedicado su carrera profesional para estudiar la relación entre la dieta y las enfermedades. De entre ellos, destaca Colin Campbell, cuya obra se recoge en El Estudio de China. Después de estudiar la relación entre la dieta y el cáncer en diferentes regiones de China durante 40 años, llegó a la conclusión de que hay 400 correlaciones entre nutrición y cáncer, y que definitivamente, la causa principal es el consumo de productos animales.

La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) se encarga de estudiar aquellas sustancias que pueden provocar o causarnos algún tipo de cáncer. Estas son sustancias que se encuentran en nuestro entorno (tabaco, radiación solar, alimentos…) y las clasifica según su grado de evidencia. Puedes ver una explicación en la siguiente fotografía, y efectivamente, localizar las carnes procesadas en el Grupo 1.

ustancias que provocan cáncer
Fuente: http://static.naukas.com/media/2015/10/AAIRDs.jpg

Una cuestión cultural

En España, raramente encontraremos un menú diario en un restaurante donde haya un segundo plato que no sea de carne: chuletas de cerdo, bistec de ternera… Sin embargo, ¿alguna vez nos hemos preguntado por qué no comemos perro al horno o gato al curry? Lo cierto es que todo es cuestión de tradición. De la misma manera que aquí nos horrorizamos con la idea de pensar que podemos comernos a nuestras queridas mascotas, los indios probablemente se escandalizarían si supieran que aquí la carne de vaca se come de manera regular. Nuestra cultura condenaría la actuación de alguien que asesina a un perro para comérselo, ¿por qué la situación no es la misma si se trata de un ternero?

relieve egipcio
Relieve egipcio en el que se ve la ofrenda de un cerdo a los dioses. Fuente: https://cfd9bbfb-a-62cb3a1a-s-sites.googlegroups.com/site/historiaalimentacion/introduccin/cerdo%5B1%5D.jpg?attachauth=ANoY7coAzWbjqsylVd4ofidv6XLdQ_zuiio69OIxu86xpk1lhresgCtIUtM8Uyn4f-vHJ-n0ivoWmvnVvI9vusJICIpf_MfCgQ9vA6q1Gt8WQNIz9F1ExW36S79LZpdjwA59FbBJBh-k89ReIz96oAB8n-oxm-NyJg5xugDCm8Vf_1myfW8W0dmn8dc9enCZiWEKmu7RvPJ8cU5Xs7e0v8xC47ohyYvvc5YOYvbuw57ooBS68Ut2uLUhU6aMHHsOZgElpfPfARjB&attredirects=0

Consumir carne es algo propio y normal y, en todo caso, raro es el que no la consume. Sin embargo, ser conscientes de lo que comemos sin cosificar los productos animales que adornan nuestros platos nos permitirá formarnos una opinión verdadera al respecto. Algunas organizaciones comentan que, si los mataderos tuvieran cristales en lugar de pared, muchos consumidores de carne dejarían de serlo.

Podemos cambiarlo

La industria cárnica es un problema mundial donde nadie quiere asumir responsabilidades. Cowspiracy, y Forks over Knives, dos documentales que han cambiado la forma de ver el consumo de carne, demuestran que ni siquiera organizaciones como Greenpeace sitúan a la industria animal como amenazante para el medio ambiente o para la salud. ¿Quién se esconde detrás de todo esto? Tal vez será por la cantidad de dinero que generan las empresas que operan en la industria de la carne. La consecuencia de la falta de información provoca diferentes efectos: por un lado, los animales, por ser tratados como activos sin tener en cuenta que son seres vivos que sufren, y, por otro lado, nosotros. No solo estamos destruyendo el hábitat en que vivimos, sino que estamos aumentando nuestras posibilidades de contraer enfermedades tales como las cardiovasculares o incluso cáncer.

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