ADRIANA DELGADO, Madrid
Las nuevas consideraciones sobre los derechos animales, el respeto y las exigencias de un trato “más humano” a los mismos han cobrado en los últimos años una importancia de la que carecían anteriormente. El movimiento animalista y antiespecista, -ambos referidos a lo anteriormente mencionado, pero no sinónimos- que lucha por los derechos animales, es de los movimientos reivindicativos más jóvenes, en contraposición a las corrientes relacionadas con los derechos laborales, el anticolonialismo, el feminismo… que tienen su origen mucho antes en el tiempo.
El incremento del peso de este movimiento viene a colación porque el tema a tratar en este caso es el veganismo, y es importante empezar hablando de las consideraciones éticas del mismo. El veganismo a diferencia de lo que muchas personas creen no es una cuestión de salud ni nutricional, si bien es cierto que puede aportar beneficios en estos aspectos, pero no es esa su razón de ser principal. El veganismo es puramente una cuestión ética, consistente en considerar a los animales como seres con derechos, y no considerándoles meras fuentes de materias primas (para saber más sobre esto, puedes hacer click aquí).
Es en este punto en el que basa el veganismo sus ideas, y es importante defenderlo como la base argumental más sólida del mismo, dejando temas como los beneficios para la salud humana en un segundo plano (temas también importantes pero no prioritarios a la hora de hablar sobre derechos animales).
Una vez aclarado esto toca preguntarse sobre los posibles efectos perjudiciales para el ser humano. Existe multitud de literatura al respecto en la red defendiendo posturas tanto a favor como en contra, pero para buscar fuentes de más rigor hay que acudir a organizaciones especializadas. En este caso nos remitiremos a la postura de la Asociación Dietética Americana (The American Dietetic Association, ADA) y a la Asociación de Dietistas de Canadá (Dietitians of Canada, DC).
Dicha postura sostiene que una dieta vegetariana o vegana estricta -sin ningún producto de origen animal-, bien planificada, es adecuada para cualquier etapa del desarrollo humano, incluyendo la infancia y la lactancia. También es importante resaltar que el informe señala que en una dieta vegana, hay ciertos elementos que hay que tener en consideración, y vigilar con más continuidad, como los niveles de hierro o vitamina B12. Sin embargo esto es algo que se debe aplicar -con otros componentes dependiendo de la dieta- a cualquier régimen alimenticio. Por poner un ejemplo, un vegano nunca se tendrá que preocupar de su colesterol ya que en los productos vegetales no se encuentra el llamado colesterol “malo”.
Estas organizaciones nos ayudan a desmentir la idea de que una dieta sin carne supone un perjuicio para la salud de quienes la llevan, y nos permiten seguir avanzando hacia una sociedad más justa y respetuosa con los derechos de todos los seres vivos.
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